Cantata de Don Rodrigo Díaz de Carreras (cantata)
Obra nº: 073
Espectáculos:

Mastropiero Que Nunca
Las Obras de Ayer

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Las Obras de Ayer

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Versión teatral espectáculo Mastropiero Que Nunca.
Teatro Coliseo, Buenos Aires, Argentina, mayo, 1979.

MM: Marcos Mundstock - EA: Ernesto Acher - DR: Daniel Rabinovich.

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MM:

Mastropiero era un apasionado de la investigación histórica; se pasaba largas horas en la biblioteca de la opulenta marquesa de Quintanilla, cuyos volúmenes le apasionaban. Así supo Mastropiero, precisamente allí, en la biblioteca, de la existencia de un enigmático personaje del siglo XV, el Adelantado don Rodrigo Díaz de Carreras, hijo de Juana Díaz y Domingo de Carreras. Al principio de su investigación, Mastropiero supuso que don Rodrigo pertenecía a la misma familia Díaz que las célebres cortesanas Angustias y Dolores Díaz, pero luego, cotejando ciertas fechas, comprobó que Angustias y Dolores no provenían de esos Díaz. Mastropiero ya estaba por abandonar la investigación cuando encontró en la biblioteca de la marquesa el viejo manuscrito de un anónimo poema épico redactado sobre la base del diario de viaje del Adelantado don Rodrigo Díaz de Carreras. Según este poema, don Rodrigo había arribado a las costas del Río de la Plata en 1491, o sea, un año antes del descubrimiento oficial de América; este hecho por fin explicaba su título de Adelantado. El poema describía además su heroico periplo hacia el norte del nuevo continente a lo largo de muchos años, culminando su gloriosa gesta en la isla de Puerto Rico. Impresionado por el hallazgo del poema, Mastropiero lo usó como texto para una de sus obras más célebres, con la que Les Luthiers finalizan su recital de esta noche: Cantata del Adelantado don Rodrigo Díaz de Carreras, de sus hazañas en tierras de Indias, de los singulares acontecimientos en que se vio envuelto, y de cómo se desenvolvió. La obra se inicia con el arribo de don Rodrigo a lo que luego se denominaría el Río de la Plata.

MM:
Culmina Rodrigo dura travesía;
se acerca a la costa su fiel carabela
después de seis meses de brava porfía.
Desciende orgulloso, y con galanura,
ya clava su espada en la tierra soñada,
la tierra del oro, y de la aventura.
EA:
Llegados a tierra firme,
con nativos pronto dimos

CORO:
¡Nos descubrieron!
¡Por fin nos descubrieron!

EA: Y en convite conocimos
sus tolderías
CORO: ¡Pasen y vean
qué lindas tolderías!
EA: Al conocer sus tesoros
despertó mi idea fija
y al final cambiamos oro
por baratijas.
MM: ¡Oro por baratijas! ¡qué abuso! ¡qué trueque tan desigual! después del canje don Rodrigo Guardó en un cofre lo que había obtenido: montañas... de baratijas.
EA: ¡Tramposos! ¡Aprovechadores! ¡devolved el oro!
CORO: ¡Minga! ¡Minga!
EA: Rescatemos nuestro oro,
mis valientes
con coraje, con la espada,
con los dientes;
mi honra está en juego,
y de aquí no me muevo.
CORO: ¡Uououououo!
MM: ¡Firme ante el enemigo!
¡Firme, con valor!
¡Firme don Rodrigo!
Y don Rodrigo...
firmó la rendición.
Echa a andar Rodrigo
tras mejor estrella
leguas y más leguas
hacia el rumbo norte.
Le siguen sus huestes
en la heroica huella
a través de montes,
de valles, de sierras.
Mas, destino esquivo,
encuentra nativos
que al cantar auguran
sus sones de guerra.
CORO: Somos comechingones
muy renombrados;
joyas, collares, mantas
vendemos en el mercado,
y a los que no nos compran
nos los comemos asados.
EA: No conseguiréis asustarme
tras tan larga travesía;
he venido a conquistarles
y a vender artesanía.
Mi honra está en juego
y de aquí no me muevo.
CORO: ¡Ia ia ia ia!
EA: Sí me muevo
MM: Y huye don Rodrigo otra vez al norte; triste, sin su tropa, huye solitario. Descarga del hombro su pesado cofre, y haciendo un alto, anotó en su diario:
EA: Ayer dimos con un grupo de nativo y fuimos atacados, con todo éxito. He debido proseguir solo esta marcha, ya que los indios decidieron quedarse a comer con los soldados; digo, a los soldados.
MM: Y en varias jornadas de marcha muy dura, llega a una meseta de increíble altura.
EA: Llegué a tierras altiplanas
arrastrando con porfía
mi cofre de artesanías,
magra fortuna.
Allí encontré indios buenos
que al ver mi traza ruinosa
me cantaron una hermosa
canción de Puna.
CORO: Duérmase, don Rodrigo
duérmase.
Cierre sus ojitos,
no los deje abiertos
que si no se duerme
se va a quedar despierto.
Duérmase, duérmase
duerma don Rodrigo
duérmase, duérmase
duérmase, duérmase
de una vez.
MM:
Diez horas duró este "arrullo puneño". Don Rodrigo, agotado por tal cortesía, prosigue su viaje en busca del sueño, del sueño de gloria.
EA: (que se estaba durmiendo)
Disculpe.
MM: Del sueño de gloria que alienta sus días,
descubrir poblados,
conquistar reinados,
y vender si puede las artesanías.
EA: Con mis fuerzas casi extintas
a vasto imperio llegué;
puse pie en tierra de incas,
o sea, hice hincapié.
MM:
Y llega Rodrigo en día de fiesta, de galas, pendones, banderas, y cintas; y una muchedumbre, que hasta pavor da, que colma el camino real de los incas, que los nativos llamaban "Avenida de los de Acá"
EA: Y vide pompa y boato
como no vi en cortes nuestras:
sacerdotes, oficiantes,
jefes, consejeros;
y vide tres mil guerreros
que de poder daban muestras,
esclavos y servidores,
y como diez mil extras.
CORO: Somos los incas.
Somos los incas,
un pueblo incansable,
nuestras riquezas
son incalculables.
Abominamos de incautos e incapaces,
pero nuestras canciones
son todas incantables.
MM: La gala imponente del fasto aborigen
recuerda a Rodrigo su sino glorioso,
el noble designio que al viaje dio origen;
y encarando al Inca, anuncia gozoso:
EA: ¡Artesanías!
¡Vasijas de barro, ponchos, mates, boleadoras, todo a mitad de precio!
MM: Rodrigo es prendido por doce nativos,
lucha, se zafa y proclama altivo:
EA: ¡Deteneos, ignorantes, atrasados!
Desde hoy quedáis todos conquistados.
Mi honra está en juego,
y de aquí no me muevo.
CORO: ¡Uo uo uo!
MM: Quinientas leguas al norte,
Rodrigo, un tanto agitado,
triste nota que los incas
del cofre se han incautado.
El cofre que fue en la huida olvidado,
descuidado, o digamos que fue en verdad
tontamente abandonado...
EA: Hombre, habráse visto tamaña insolencia,
tamaña desvergüenza.
MM: Rodrigo vehemente injuria a los incas,
pues le han privado de sus propiedades
EA: No hablo de los incas,
me refiero a algunos que gozan contando
mis intimidades, y encima me insulta.
MM: Pues no, yo no he sido.
EA: Sí, sí, yo le he oído:
Usted dijo "tonto"
MM: Dije "tontamente".
EA: Bueno, parecido.
MM: ¡Parecido no es lo mismo, caballero!
EA: Es que usted está diciendo falsedades.
MM: Usted exagera.
EA: Reclamo mis fueros.
MM: Me atengo a la Historia.
EA: ¡Mentiras!
MM: ¡Verdades!
Y yo no discuto con aventureros.
EA: Y yo no discuto con "aficionades".
MM: Dirá usted "aficionados".
EA: La rima es lo que me inspira.
Yo he dicho "aficionades"
en lugar de "aficionados"
porque usted dijo "verdades"
MM: ¿Con que yo dije "verdades"?
Luego usted dijo mentiras...
EA: Terco y duro como una pared.
MM: Y eso, ¿con qué rima?
EA: Con usted, hombre, con usted.
  ¡Haya paz! ¡Haya paz!
Don Rodrigo, relator,
que la calma no se pierda,
que si seguís discutiendo
os vais a ir a la...
¡Haya paz!
MM: Quinientas leguas al norte, prosigo,
en un bosque encuentra nativos Rodrigo
que bailan y cantan con dulces sonidos.
CORO: Conozca nuestra cumbia
es el baile nacional.
Visite usted Colombia
y su ciudad capital:
Bogotá.
EA: Colombia, Colombia... Colom... ¿es que ya ha pasado por aquí don Cristóbal? Pues nada, de hoy en adelante este país se llamará ¡Rodrigombia!
Decidme nativos, ¿do están los tesoros?
¿do están las minas de plata y de oro?
CORO: No tenemos.
EA: ¿Tenéis por aquí piedrecillas brillantes,
zafiros, rubíes, topacios, diamantes?
CORO: No, no, no.
EA: ¿Estaño, antimonio, cobre o manganeso?
  ¿Carbón, piedra pómez?
CORO: Nones.
EA: ¿Botellas vacías?
  No.
EA: ¿Ropa usada?
  ¿Pero es que no tenéis nada?
CORO: Tenemos un buen café,
aromático y sabroso:
café de Rodrigombia.
MM: Al ver don Rodrigo que nada consigue
con rumbo nordeste su viaje prosigue.
EA: Al llegar cerca del mar
rogué que no se extinguieran mis fuerzas
aue entonces eran por demás flacas.
Me inspiré tomando el nombre de los indios del lugar
y en aquel hermoso lar
fundé ¡Caracas!
Fundé Caracas,
y acerté a fundarla en tan hermoso valle...
MM: ¡Fundó Caracas, dice!
EA: ... en tan hermoso valle...
MM: Acertó a fundarla... y tanto acertó que la fundó en pleno centro de Caracas... ¡que ya estaba fundada!... y él no lo vio.
EA: Y bueno, hombre, con el apuro...
MM: Los guardias perplejos,
y algunos paseantes,
intentan prenderlo
y en cárcel ponerlo.
Rodrigo protesta,
fiero, desafiante.
EA: Mi honra está en juego
y de aquí no me muevo.
DR: Por ante este tribunal
se condena a don Rodrigo Díaz de Carreras
a la pena de destierro en la isla de Puerto Rico,
por los delitos de
portación de armas
y fundación ilícita.
Archívese.
Bien.
No.
A él.
EA: Estando el barco al llegar
A donde cumplir mi pena
De negros oigo un cantar
Que a oscuro destino suena.
DR: Chabaia nenge nimón
Solangangaina eimo
Sabania nengueneón
Sanga iobai oengo
Sabanga neingenon engo engo
Sabanga lenguenguelon
Sabanga lenguelón
Sabanga len, olen
Maga senguelá
Achicoria
Sabai enguelá
Guana, guana
Guana catal
Aiamete, aie ie
Achicoria
Aia queteie ie
Obaiasá, iequete
Obaiase, ie ie
Obaiasá
Achicoria
Aiá yo
Acá tu
Aiá tu
Acá yo
Aiá yo y tu, acá
Achicoria.
¡Sapa, talaca
salapalacatá!
¡Sapa, talaca
salapalacató!
¡Achicoria!
¡Ay, ay ay ay ay!
¡Uay, ay ay ay ay!
Acatócoyo
Acatócoyo
Acatócoyo
Acatocábayo.
EA:
Mas, ni bien llegué a tierra firme fui de pronto conmovido por los ojos renegridos de una morena. Y revivieron mis sueños de viejo conquistador, sed de guerra, del amor que el alma llena. Ya vendrá otra gente a conquistar las Indias; yo, me quedo aquí a conquistar ¡mi negra!
CORO: No hay en la vida nada
EA: como mi negra
CORO: nada, nadita, nada
EA: como mi negra
CORO: no hay en la vida nada
EA: como mi negra
CORO: nada, nadita, nada
EA: como mi negra
¡a ver ese piano!
(piano)
DR: Sabor, chico, sabor
EA: Lleva, lleva, caballero
DR: A cantar, a cantar
EA: Sí moreno
DR: A bailar a bailar
EA: Sí papacito
DR: A gozar, a gozar
EA: ¡azuquitar!
DR: ¡achicoria!
EA: La brisa está tan suave
CORO: como mi negra
EA: que los juncos se bambolean
CORO: como mi negra
EA: y la música es tan bonita
CORO: como mi negra
EA: que es tocada por todo el mundo
CORO: como mi neg...
  no hay en la vida nada
EA: como mi negra,
CORO: nada, nadita, nada,
EA: como mi negra.
  Y aquí se acaba la historia de don Rodrigo
¡y el show, chico!
CORO:

Se acaba,
se acaba,
se acaba,
¡se acabó!

 

Aunque el título oficial de esta obra es "Cantata del Adelantado don Rodrigo Díaz de Carreras, de sus hazañas en tierras de Indias, de los singulares acontecimientos en que se vio envuelto, y de cómo se desenvolvió", optamos por titular simplemente "Cantata de Don Rodrigo Díaz de Carreras", ya que así es generalmente conocida, tanto por el público como por los propios artistas. Esta obra ha sido durante años una especie de "buque insignia" del grupo, para muchos espectadores es la que primero les acude a la memoria si se les pide que nombren una pieza de Les Luthiers.